Este resumen organiza las preguntas de la clase por áreas teológicas y describe brevemente los temas. Está basado en las tareas de los siguientes alumnos: Liliana Ramírez, Milagros Macher, Fiorella Savaia, Mariely Prudencio, P. Enrique González, Fatima Barajas, Melba Enriquez, Maria de Zayas, Toni Rubí, Ramón Rivero, Daniela Praga, Frank Cardona, Nasario Laynes, Rafael Guarnizo y María Martínez. Para ver las preguntas de cada alumno, hacer clic aquí.
Formato: letra legible (Times New Roman o Calibri, tamaño 12), interlineado 1.5, márgenes estándar, y archivo en PDF o Word. Envía tu trabajo por correo electrónico a martime@barry.edu antes de la media noche del lunes, 3 de noviembre.
Temario del Curso: Los temas principales del curso fueron variados y profundamente interrelacionados, abarcando desde el misterio y la trascendencia de Dios hasta la dimensión comunitaria y esperanzada de la fe cristiana. A lo largo del semestre reflexionamos sobre el misterio de Dios y el lenguaje teológico que intenta hablar de Él mediante metáforas y analogías; exploramos el papel del cerebro frente al misterio y el significado mismo de la palabra teología. Analizamos las fuentes de la teología y la revelación de Dios en la historia, así como la creación y el llamado salto ontológico que da origen al espíritu humano. Estudiamos el misterio de la Santísima Trinidad y la semiótica del lenguaje teológico, reconociendo la realidad simbólica del mundo y el papel de la cultura como sistema de signos. Desde la perspectiva sociológica, examinamos la religión y la construcción social de la realidad, y desde la hermenéutica, aprendimos a interpretar el sentido de los textos y experiencias de fe. También reflexionamos sobre la fe como relación, visión y amor, la libertad y la opción fundamental en la teología de Karl Rahner, la conciencia moral y la justicia cristiana, iluminadas por el ejemplo evangélico de la mujer adúltera. Finalmente, abordamos la evangelización como razón de ser de la Iglesia, la fe en comunidad, la esperanza cristiana como fuerza transformadora, y el amor —en sus dimensiones de eros, ágape y caritas— como centro de toda vida teológica.